En 1991 un par de colgados medio yonkis (por que solo uno de los dos lo era realmente) se metieron en una antigua casa, The Mansion, donde Jimi Hendrix vivió y donde según la leyenda (nadie puede asegurarlo) se dice que compuso Voodoo Chile.
La casa había pertenecido a Houdini y antes a Rodolfo Valentino. Por allí habían pasado Mick Jagger, David Bowie o hasta The Beatles. Muchos de ellos hablaban de fantasmas y que se trataba de una casa encantada. En los años 30 Errol Flynn se hizo con ella.
Allí se fueron Anthony Kiedis, Flea y su casi recién estrenada banda; John Frusciante, el que había sido el fan número uno de la banda, se había incorporado en el disco anterior Mother’s Milk al igual que el baterista Chad Smith que se unión apenas dos semanas antes de la preproducción del disco.
Tras haber terminado el contrato con EMI, Kiedis cerró con Sony. Apenas unos días después, Mo Ostin de Warner Bros. Records, llamó a Kiedis para felicitarle por el contrato y le animó a hacer un gran disco. Tanto impresionó a Kiedis que decidió romper el acuerdo con Sony y firmar con Warner. cantante rompió el contra
En Warner los Peppers empezaron a buscar un productor adecuado y, finalmente, eligieron a alguien con la mente abierta: Rick Rubin que venía de haber producido joyas con License to ill de los Beastie Boys. Después producirá varios discos más de los Peppers y cientos de obras maestras en una carrera increíble como productor.
Durante casi dos meses estuvieron grabando lo que sería el quinto disco de la banda, y, su mejor trabajo hasta la fecha (para mí): Blood Sugar Sex Magik. 17 canciones (16 si no contamos la última “They’re Red Hot”, una versión de Robert Johnson que según se puede ver en el documental Funky Monks del 92 se grabó en lo alto de una colina a las dos de la mañana.
La banda pensó que sería una buena idea estar dentro de la mansión toda la grabación para dejarse llevar por la energía de la casa. Sin embargo el baterista Chad Smith estaba convencido de que la casa estaba embrujada y se negó a dormir en ella así que acordaron que iría cada día en moto a la mansión.
Flea, Kiedis y Frusciante tenían cada uno su habitación en extremos diferentes de la casa. Cuando no grababa con la banda Frusciante dedicaba el tiempo a pintar, leyendo y grabando sus propias canciones. Estaban tan aislados que Kiedis grabó todas las voces en su habitación.
Los Peppers siempre crearon improvisando principalmente pero en este disco las canciones se crearon con mas estructura. Sin embargo, “Give it away” tal vez la canción más destacada fue pura improvisación: Frusciante, Flea y Smith tocaban mientras Kiedis les observaba. Flea comenzó con la frase de bajo y de repente Kiedis se puso a gritar “Give it away, give it away now” recordando una conversación con Nina Hagen sobre lo insignificante de lo material.
En el disco, las canciones proponen un ritual mágico basado en 4 elementos:
Blood (Pasión): “… tener amor por lo que haces…” explica Flea. Baladas con “I Could Have Lied” o “Under The Bridge” se encargan de este elemento.
Sugar (Sabor): “Ser tú mismo como músico, pero en favor de la canción, no de ti mismo” le explica Rubin a Flea. Aquí el funk se encarga de encontrar su espacio.
Sex (La fuerza creadora): Con temas que van más allá de la lírica o experiencias con prostitutas. “Sir Psycho Sexy” o “Blood Sugar Sex Magik” sirven de ejemplo.
Magik (Misticismo): El esoterismo, la magia y el misterio se apoderó del disco. Los Peppers aseguran que la casa estaba llena de espíritus y presencias de otras dimensiones.
Actualmente estamos muy acostumbrados a escuchar canciones sueltas. Sin embargo, este disco tiene uno de los mejores set lists que he escuchado nunca. El viaje que proponen sube y baja a su antojo. Haceros un favor y escuchar los casi 80 minutos que dura. Seguro que lo disfrutáis.
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