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A veces pienso como la prepotencia de la juventud puede hacernos perder muchas cosas.

Con 16 o 17 años, comenzaba a escuchar lo que podríamos denominar “música de verdad”, dejando a un lado las radio fórmulas o la música más comercial. Sin embargo, mi alma aún endeble (no digo que ahora no lo sea) se movía en la radio fórmula del lado alternativo. Es decir seguía escuchando lo más comercial de lo menos comercial: Grunge, Rock, etc…

Dentro de este camino, descubrí que en casa había un disco de Bob Dylan. La verdad es que no se que pintaría allí, pero el hecho era que estaba. Y lo puse en mi minicadena Aiwa. Y no me gustó. Me sonaba a antiguo. Un tío de mala ostia cantando con una guitarra acústica y una harmónica. Me recordaba al hombre orquesta.

Y hoy, como 15 años después me paro embelesado a escuchar “Hurricane” como una de mis canciones favoritas. Una de esas que nunca te cansas de escuchar. Y es que, como decía, la prepotencia en la juventud nos hace cometer tantos errores… Bueno, al menos, o tendré que volver a escuchar a la oreja de van gogh (eso siempre me alegra un poquito el día)

Disfruten del tema (y de su letra).

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